FIESTA DE NAVIDAD GRUPO PARKINSON

Queridos amigos y amigas componentes del Grupo Parkinson.

No sé si soy la persona más adecuada para dirigiros unas palabras con motivo del final de los talleres semanales. Probablemente no lo sea, porque como sabéis soy el novato del Grupo ya que llevo viniendo a convivir con vosotros, escasamente dos meses, pero algunos compañeros me han pedido que lo hiciera, y gustoso lo hago.

Antes de acercarme a la Asociación le di a la cabeza más vueltas que una peonza, pero finalmente, influenciado por Amparo mi mujer decidimos acudir.

No puedo evitar contaros las sensaciones que tuve, nervioso y con cientos de mariposas revoloteando en el estómago, cuando entré por la puerta.

Al entrar pasé necesariamente al primer despacho, donde Mari Carmen, una administrativa que lleva siempre la sonrisa puesta como si fuera parte de un uniforme, nos atendió, explicó con detalle y una simpatía poco común los requisitos y condiciones de afiliación a la asociación.

Fuera esperaba un encanto de mujer joven, Rocío, guapísima a pesar de la mascarilla que le ocultaba el rostro. Con ella tuve que hablar con la cabeza inclinada hacia atrás para verle los ojos, porque me pasaba en altura más de un palmo. Es trabajadora social y nos atendió con tal disposición, tranquilidad y claridad que pronto aplaqué los nervios y desaparecieron milagrosamente las mariposas. No puede imaginarse como le agradecí sus atenciones.

A continuación, porque así lo organizó Rocío, tuve un encuentro tranquilizador y bárbaro con Bárbara, nuestra psicóloga, no de cabecera, sino de corazón, hecha, como he podido comprobar después, de entrega y dedicación.

Al día siguiente, enterado básicamente del funcionamiento de AMIF, tuve el primer encuentro misterioso y mágico con quienes ibais a ser mis compañeros y compañeras durante estos dos meses, dirigidos magistralmente y con una profesionalidad a prueba de bombas, por Bárbara, la bárbaramente entregada a su faena que es principalmente bregar con nosotros.

Me lo había advertido mi nieta: abuelo si vas a ir al colegio donde va mi yaya Fina te van a poner deberes todos los días. Qué razón tenía, no da comienzo un taller sin que Bárbara antes nos entregue unos folios popularmente conocidos como ejercicios de memoria; profesionalmente, como “estimulación cognitiva para personas mayores”. Una vez estamos aposentados, unas veces en corro, otras alrededor de una mesa y otras como Bárbara decide, da comienzo el espectáculo de las tardes de los miércoles.

Tras proporcionarnos información reciente sobre avances en la enfermedad, No faltan en este espectáculo las insidiosas preguntas sobre nuestro nombre, para preguntarnos después sobre el del que está a nuestro lado. Tampoco falta la preguntita de qué habéis comido hoy. Si hay que hacer un esfuerzo para recordarlo, no os digo nada cuando pregunta qué ha comido Manolo, o Andrés, o Pedro, o cualquier otro. En el espectáculo no podía faltar el juego con el aro, el pasapalabra, el busca palabra que empiece por tra, por bre,0opor lo que se le ocurra a ella, el visionado de un vídeo informativo, qué es el ON y el OFF, etc.

Qué suerte tenerla entregada con pasión, siempre contenta, mientras la cola del pelo se balancea al ir de un lado a otro. Tranquila y cercana nos infunde paz y sosiego y nos hace ver con optimismo los problemillas que cada uno de nosotros tiene.

Bárbara ha conseguido que no seamos solo un grupo. A mí, y no es solo a mí, nos da la sensación de que empezamos a ser una familia y al paso que vamos seguro que lo conseguiremos. Para mí ha sido otra suerte conoceros, escucharos y compartir, con vosotros y vuestra experiencia de la enfermedad, una hora semanal que me parece mágica porque magia hacéis con vuestra sinceridad al expresaros sin tapujos.

No conozco al resto de profesionales de la asociación porque afortunadamente no los he necesitado, pero oigo hablar tan bien de ellos que aumenta mi satisfacción de pertenecer a AMIF.

Estamos a punto de celebrar la Navidad y no puedo acabar sin desearos a todos y todas, que, en la medida de lo posible, intentéis ser felices, que os cuidéis y cuidéis a quienes os cuidan porque son la parte más importante de nuestras vidas.

Todo esto viene a cuento porque antes de despedirnos queremos que nuestra querida Bárbara tenga unas flores que adornen su casa estos días. Feliz Navidad

Eleuterio Gandía, 21 de diciembre de 2022

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